El título de la serie, "Lutos", encapsula de manera cruda el dolor persistente tras la pérdida de un ser querido, fomentando una sensación de vacío y desasosiego que invade la esfera doméstica de un hogar deshabitado. Este sentimiento se encuentra incrustado no solo en los muebles y recuerdos, sino también en una casa deshabitada, llegando incluso a impregnar la propia piel. En este contexto, los restos materiales se convierten en testigos silentes de la ausencia de esa presencia significativa: una silla solitaria, paredes desconchadas y prendas de vestir, utilizadas estratégicamente para crear experiencias inusuales a partir de elementos aparentemente familiares.
La serie Lutos explora la capacidad de la casa y del cuerpo, o de la ausencia de este último, para convertirse en espacios de luto. La casa, en su quietud y desolación, se convierte en un escenario que alberga la memoria del ser querido perdido. Los objetos cotidianos, cargados de significado y vinculados emocionalmente, adquieren un papel crucial al servir como portadores tangibles de la ausencia.
El cuerpo, ausente o presente en su manifestación dolorosa, también se convierte en un terreno de luto. La piel misma se vuelve portadora de la carga emocional de la pérdida, revelando el dolor que persiste en la ausencia. La serie Lutos, por lo tanto, no solo explora el duelo como un proceso interior, sino que también lo proyecta en el entorno doméstico, transformando la familiaridad en un espacio de introspección, reflexión y, en última instancia, sanación.
"Casa Luto" se materializa a través de un cuerpo elaborado con medias y espuma de baja densidad. Aunque esta obra representa la presencia de un cuerpo, el mismo aparece fragmentado e irreal, ya que en esencia, el cuerpo está ausente; todo en estas piezas alude de manera velada a su existencia. En su ausencia, el cuerpo se vuelve obsesivamente presente gracias a las huellas que ha dejado, tanto en el propio cuerpo del artista como en los objetos que alguna vez ocupó. Ante la imposibilidad de la presencia física del cuerpo ausente debido a la muerte, el artista emprende la tarea de reconstruirlo a través de la restauración del vínculo y la búsqueda y utilización de las huellas físicas que dejó tras de sí: los objetos anclados que buscan ser resucitados.
La obra Casa Luto se erige como una exploración artística que aborda el duelo y la presencia ausente. A través de la elección de materiales que evocan la fragilidad y la transitoriedad, se intenta plasmar la efímera naturaleza de la existencia humana y la persistencia de la memoria en los objetos que nos rodean. En la ausencia física del cuerpo, se busca restablecer el vínculo emocional mediante la recuperación de las huellas tangibles dejadas atrás, convirtiendo así los objetos en portadores de la esencia perdida.
La obsesiva presencia del cuerpo ausente, a pesar de su representación fragmentada e irreal en Casa Luto, subraya la profundidad del dolor y la necesidad intrínseca de preservar la conexión emocional con aquellos que ya no están físicamente presentes. La restauración de los objetos anclados se convierte, por lo tanto, en un acto de resiliencia y un medio para mantener viva la memoria del ser querido perdido.
Mediante la fusión de la acción y el registro fotográfico, se emprende una profunda exploración en las huellas que la vida, ahora ausente, ha dejado en el hogar deshabitado. A través de la intervención del propio cuerpo del artista, se busca colmar los vacíos surgidos con la partida del ser querido. Este acto se convierte en una herramienta evocativa, una suerte de intento de llenar los espacios vacíos con la plenitud que una vez ocuparon.
"Evocaciones" se presenta como una serie fotográfica compuesta por ocho imágenes en blanco y negro. Cada fotografía es un testimonio visual de las acciones ejecutadas en la casa desierta. Con la ayuda de un trípode y un temporizador, el artista se sitúa estratégicamente en los huecos, sobre los desconchados de las paredes y en los agujeros que ahora representan la muerte. El cuerpo, forzado y extendido, intenta abarcar toda la herida dejada por la pérdida, especialmente por ese quiebre emocional que aún resuena.
Este trabajo no se limita a la aceptación de la realidad, sino que refleja una no-aceptación activa y visceral de la pérdida del cuerpo familiar, de la muerte y del dolor que inevitablemente la acompañan. Cada imagen es una manifestación artística que busca restaurar la plenitud en los espacios vacíos, a través de la conexión física y emocional con lo que ya no está presente.