Lamentablemente, en la actualidad nos vemos inmersos en una sociedad marcada por la prontomanía, donde la necesidad de estar constantemente ocupados se ha convertido en la norma. Existe la percepción errónea de que la prisa es un indicador de prestigio y profesionalismo.
Sin embargo, esta prisa constante conlleva una gestión ineficaz del tiempo, niveles elevados de estrés y una falta de concentración. Vivir aceleradamente implica perder la capacidad de disfrutar el momento presente, ya que siempre se prioriza y anticipa el tiempo futuro.
¿Podría interpretarse como una forma de evasión del presente? La urgencia constante de avanzar podría ser una estrategia inconsciente para eludir enfrentar y experimentar plenamente el aquí y ahora.
La sociedad, centrada en la constante búsqueda del rendimiento y la fatiga, tiende a atribuir los fracasos de los individuos únicamente a ellos mismos, ignorando los factores sistémicos que contribuyen a tales situaciones. Los individuos se ven presionados a rendir al máximo, a alcanzar la máxima productividad en un entorno que supuestamente ofrece infinitas posibilidades en diversos niveles.
Es precisamente en este contexto que la obra "Fracasos y Lamentos" se erige como un espacio de reflexión, lamento e introspección. Proporciona un lugar que destaca el contraste entre la capacidad contemplativa (o su ausencia) del ser humano y la actividad frenética que nos envuelve desde la infancia. En este entorno, nos encontramos incapacitados para observar nuestro entorno, para escuchar, para leer o simplemente para disfrutar del silencio y la pasividad. La pieza busca resaltar esta dicotomía y ofrecer un momento de pausa en medio del caos moderno.
Cuando un lamento o fracaso es capaz de infligir un profundo dolor, acompañado de sentimientos de confusión y culpa, se convierte en una amenaza para la salud emocional. Estos sentimientos pueden inducir al sujeto a experimentar una sensación de aislamiento o abandono.
Con esta serie, no solo se proporciona un espacio seguro donde los individuos pueden descansar y sanar a través del simple acto de detenerse, sentarse y respirar, sino que también se lleva consigo la carga de la silla. Una carga adicional en el camino, una recompensa que de alguna manera nos lastra a todos. Aceptar y asumir ciertas realidades que generan dolor, ansiedad y miedo puede resultar extremadamente difícil.
Cada silla cuenta una historia de vida, una realidad, un dolor junto a una serie de fracasos y lamentaciones. La conciencia plena de esto surge en el momento de cargar con la silla.
Enfrentar y asumir el duelo.
Ese sentimiento inexorable que puede ser enterrado pero no desaparecer. Es el vínculo humano más crucial, el primero que se establece en el vientre materno.
¿Qué sucede cuando ese vínculo se desvanece, se rompe?
Un trauma, una herida del pasado que permea el presente, la evasión de la realidad y la renuencia a enfrentar lo que se intuye inicialmente, pero que no se logra percibir con claridad ni discutir abiertamente. Existe un considerable grado de probabilidad tanto de sufrir como de sobreponerse.
Enfrentarse a la situación resulta arduo y complejo; es hablar de aquellas experiencias que nos provocan dolor, revelar vulnerabilidades, y exponerse de manera extrema. Un acto de valentía que implica la extirpación radical de aquello que genera tanto sufrimiento y miedo.
No estás vacía.
No se trata de disminuir tu feminidad.
No se trata de ser menos madre.
Es una segunda oportunidad para ser y existir.
Lo femenino, a menudo encasillado, se presenta en dos niveles: uno externo y otro interno. Lo interno se refiere a lo no visible pero presente; como el vientre, que internamente alberga futuras vidas, aunque este no debería ser su único propósito.
La recuperación dependerá del propio cuerpo, durante este periodo, las precauciones incluirán: reposo, pasividad y reflexión.
A medida que el sujeto se acerca al momento de la intervención, surgen diversos miedos, siendo la llegada al quirófano el momento más estresante. El temor a perder el control, a quedar expuesta, y el miedo a lo desconocido son emociones que se intensifican en este punto crucial.
¿Por qué persiste la dificultad para abordar este tema?
Enfrentamos un escenario donde el silencio y el dolor reinan ante despedidas sin explicaciones. Las dudas, la sensación de culpa y el sentimiento de abandono se convierten en constantes en la vida de aquellos que se quedan.
Los supervivientes afrontan la ausencia prácticamente solos, enfrentándose a cada día dentro de un aislamiento social generado por una sociedad que, en todos los sentidos de la palabra, carece en relación a este tema.
No se les puede etiquetar como valientes, egoístas o cobardes...
"Fracasos y Lamentos" se propone como una herramienta para ayudar a (des)aprender el modo de vida actual, brindando la oportunidad de dedicar un tiempo prolongado a la reflexión y contemplación.
El cuerpo tiene límites, y la presión por el rendimiento nos impulsa a mantenerlo activo mediante el consumo excesivo de cafeína y otros productos que prometen milagros. La serie busca cuestionar este enfoque y fomentar una conexión más compasiva con uno mismo o despertar un sentido de indignación hacia el sistema que impulsa este comportamiento.
En lugar de cultivar sentimientos de auto-compasión o enojo dirigido al sistema, a menudo surgen sentimientos de fracaso y culpa al demostrar lo que se percibe como debilidad.
La serie invita a reflexionar sobre la siguiente pregunta: ¿Qué sucede cuando un individuo ya no puede sostener esta presión y se ve superado por las expectativas?
La serie "Fracasos y Lamentos" presenta un conjunto de tres sillas diseñadas específicamente para adaptarse a las diversas experiencias de fracasos y lamentaciones de quienes las ocupan, abordando así las distintas realidades de los individuos.
A lo largo de la historia, la silla ha sido uno de los muebles más antiguos concebidos por el ser humano para proporcionar y facilitar el descanso. Sin embargo, en la actualidad, su función primordial se ha visto distorsionada, convirtiéndose en un mecanismo de control y organización.
La serie plantea la siguiente pregunta: ¿Qué sucede cuando la mente y el cuerpo ya no pueden hacer frente a las demandas de la vida moderna?
Los días se convierten en semanas y las semanas en meses de recuperación. Tras la intervención y la extirpación del endometrio, las pruebas continúan. Estudios, análisis... el cuerpo y la mente se resienten ante las nuevas propuestas de sanación
¿Cuándo finalizará este lamento y este tormento?